Título: Una edad difícil.
Autora: Anna Starobinets.
Editorial: Nevsky Prospects, 2012.
ISBN: 978-84-939358-2-5.
Anna Starobinets, autora desconocida para mí hasta ahora, es una de las grandes autoras rusas de la ficción fantástica. Se la ha comparado con Stephen King o Neil Gaiman, de quien ella es fan. Pero yo creo que es muy distinta, tiene su propio estilo; a mí incluso me ha gustado más. Sus relatos son crueles en determinados momentos, pasando por lo tétrico y lo psicológico; pero también por la cotidianidad; por eso es por lo que parecen o semejan pesadillas. Por eso sabía que este libro me iba a encantar. Y ha superado mis expectativas.
El libro se divide en ocho relatos.
En Una edad difícil, el que da título al libro, nos encontramos con una madre y sus dos hijos, Vika y Maxim. La narración va acorde con los saltos temporales de los capítulos. Maxim es un chico raro, rozando lo espeluznante. Tiene unas ideas bastante extrañas en su cabeza que perturban la vida de su madre y de su hermana. Iba a decir que este relato me dejó trastocado, pero en realidad todos los han hecho. Eso sí, se necesitas un poco de estómago para leerlo.
El siguiente, titulado Vivos, es el relato más fantasioso, por lo que quizá no he sabido apreciarlo demasiado. Pero a pesar de ello me ha gustado, sobre todo el final, que es impresionante. Narra una utopía no tan utópica...
La familia es el relato más desconcertante que he leído nunca. Llega un momento en el que no distingues entre la realidad y la ficción, si el narrador está cuerdo o ido de la cabeza, alcanza un punto en que no distingues lo que ocurre. Un hombre -Dima- emprende un viaje en tren y a partir de ahí comienzan a surgir una serie de personajes -el discapacitado es buenísimo- que, sin darse cuenta, le lavan el cerebro -o es lo que le parece a Dima-, pero quizá no estén haciendo nada y es todo fruto de su imaginación... ¿quién sabe? Y tranquilos, que no, no nos deja con un final abierto.
La agencia, del que copiaré un fragmento al final, trata de una empresa que se dedica a crear una atmósfera perfecta para quienes contratan sus servicios. Tu vida puede ser un escenario, tal vez nada es real. A la Agencia acuden personajes muy distintos, como padres que quieren asegurar la vida de sus hijos, autores que van a comprar uno de esos libros superventas que la Agencia vende -tienen estanterías llenas de ellos, libros anónimos, escritos no se sabe por quién, pero que ellos aseguran gracias a su poder que serán todo un éxito-, etc. Muy intrigante.
Algo raro me pasó con La grieta, y es que pensé que tendría un final más salvaje, visto el nivel de los demás. Al principio pensé que iría por un determinado camino pero no. Anna Starobinets es muy desconcertante.
Yo también me he visto reflejado en el niño de Las reglas. Un niño cargado de manías que casi le impiden vivir. Creo que tiene el mejor final de todos los relatos, muy muy recomendable -como todo el libro, claro-.
La eternidad de Yasha planeta una historia muy extraña. A Yasha, el protagonista, le deja de latir el corazón. E incluso puede dejar de respirar todo el tiempo que quiera. Y a pesar de eso sigue viviendo...
Y por último, Espero, es un tanto repugnante -aunque a mí me gustó-. A la protagonista incluso le terminas cogiendo cariño...el trocito de estómago que nos quede del primer relato debemos usarlo en este. ¿Qué culpa tiene ella de dejar una sopa durante meses en el frigorífico...?
Además, el prólogo de Ismal Martínez Biurrun es genial. Aunque yo lo aconsejaría leer al final.
Estilo narrativo: Es un estilo muy personal. Creo que no he visto nunca ninguno parecido. Son relatos muy creativos. Parten de algo cotidiano pero pronto se convierten en relatos fantásticos, sobrenaturales incluso. Y lo mejor de todo es que también hay espacio para reflexionar.
Agilidad de la trama: Son relatos con mucha acción, pocas veces se entretiene. La historia es siempre lo que más importa. Anna Starobinets no da tregua en ningún momento, por lo que no puedes dejar de leer.
Los relatos son muy apasionantes -con esto quiero decir que los leí con mucha fruición- bajo mi punta de vista y las historias son, cuanto menos, curiosas.
Personajes: En realidad los personajes aquí no importan demasiado. Son más importante sus acciones. A pesar de ello, están muy bien descritos y tienen una gran complejidad psicológica -sobre todo los de los relatos más extensos, como es lógico-. La mayoría me han dejado sobrecogido, sobre todo Maxim, el chico protagonista del primer relato.
Y para terminar, os copio un fragmento que me ha dejado impresionado. Pero primero os pongo en situación:
Nos encontramos ante un círculo de niños que rodean a una niña. La niña se dedica a diseccionar insectos. Acaba de matar a un escarabajo y se dispone a hacer lo mismo con una lombriz. Un hombre la detiene.
- ¿Qué estás haciendo? - le pregunto con voz tranquila.
La niña baja la cabeza. Se sorbe los mocos. El gusano está en el suelo sin moverse, en el mismo sitio donde ha caído.
- Jugábamos a los hospitales. - Empuja el gusano con la punta de la bota-. Yo era la doctora. - El gusano se enrosca convulsivamente-. Operaba a los enfermos.
- Pero ¿no ves qué has hecho? -le digo-. Has matado al escabarajo. Su mamá va a ponerse muy triste.
Me quito las gafas oscuras y la miro a los ojos. Con tristeza y un poco de reproche. Por fin, su rostro se arruga en un puchero. Las lágrimas gotean en la mesa. Frunce los ojos.
- ¿Sabes qué puedes hacer para que su mamá te perdone? - le digo.
- ¿Qué?
- Tragarte el cristal.
Brutal.